miércoles, 13 de octubre de 2010

La diabetes


La diabetes

La diabetes es uno de los problemas de salud más disperso en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, en el año 2000, había 171 millones de personas que sufren esta condición (el 2.8% de la población); y la proporción aumenta rápidamente, y se espera que para el 2030, casi el 5% de todos los seres humanos padezcan diabetes.
La diabetes es conocida desde hace mucho tiempo; Areteo de Capadocia, probablemente el médico más famoso del siglo 1 d.C. Entre sus 8 libros, habla de una enfermedad que hace que la orina se vuelva tan dulce, que atrae a los insectos que frecuentan las flores, como las abejas. Las personas que sufrían esta extraña enfermedad bebían y comían en exceso y orinaban con frecuencia, y por eso caminaban con las piernas abiertas; en griego antiguo, el verbo diabeinein significaba "caminar con las piernas arqueadas". La palabra " diabetes" significa, por lo tanto, "aquel que camina con las piernas arqueadas". Una vez qye aparecían los síntomas, estas personas no vivían mucho tiempo. Algunos parecían descomponerse en vida; sus piernas y brazos se pudrían; otros quedaban ciegos, y otros más se volvían locos.
Poco a poco, el misterio de la diabetes comenzó a despejarse. Durante la Edad Media, Abu Ali Sinna repitió una de las observaciones clave de Areteo; parecían existir dos variedades de diabetes: la primera atacaba a los jóvenes, y la segunda aparecía, en forma más o menos repentina, en personas adultas.
En 1675, el célebre médico inglés Thomas Willis (miembro fundador de la Royal Society), estudió en detalle a los enfermos de diabetes; fue él quien usó por primera vez el término "mellitus", que en latín significa" parecido a la miel", en el nombre de la enfermedad.
Para ese entonces, las características eran bien conocidas; además de la abundante orina dulce, los diabéticos perdían capacidad sexual, tenían un apetito exagerado, y a veces sufrían dolores que nadie podía entender, pues las partes afectadas tenían un aspecto normal. También perdían casi toda su capacidad para trabajar; a pesar de comer en forma exagerada, siempre se sentían débiles.
diabetes
En 1889, Joseph von Mering y Oskar Minkowski (un alemán y un lituano) descubrieron que los síntomas aparecían de golpe en los perros a los que se les había quitado el páncreas. Por primera vez en la historia, era posible localizar la parte del cuerpo en donde parecía ocurrir el problema.
Poco tiempo después, Sir Frederick Gant Banting y Charles Herbert Best tomaron páncreas de perro para hacer un extracto a partir de unas pequeñas estructuras, llamadas "islotes de Langerhans". Este extracto revertía los síntomas de la diabetes sintética de los perros a los que se les había quitado el páncreas. No sólo descubrieron el órgano afectado, sino que encontraron un remedio.
Como sucede en el mundo de la ciencia aplicada, las cosas no siempre son tan sencillas como parecen. Al estudiar los distintos tipos de diabetes con las herramientas del siglo XX, quedó claro que tienen causas diferentes: la diabetes juvenil ocurre cuando el sistema inmunológico del cuerpo desconoce las células productoras de insulina, y las destruye. Nadie sabe por qué pasa esto; las víctimas en muchos casos llevan una vida sana y activa. No parece existir alguna característica genética, o alguna costumbre, que pueda desencadenarla, aunque en algunos casos muy particulares parece que hay un virus involucrado.
Afortunadamente, este tipo de diabetes es relativamente raro (aproximadamente el 10% de todos los casos de diabetes). Se ha tratado de curarla inyectando células de Langerhans en el páncreas o el hígado de los pacientes, pero casi siempre el sistema inmunológico las destruye rápidamente. Es por esto que lo único que se puede hacer ahora es inyectar insulina en forma directa; esto, además de ser incómodo, a veces produce problemas graves. Aunque este tratamiento ha mejorado mucho en los últimos años, en parte gracias a la ingeniería genética; antes, los pacientes sólo se podían inyectar insulina de bovino, que no tiene el mismo efecto. Ahora es posible fabricar insulina sintética idéntica a la humana.
La diabetes tipo II es producida por cambios en la estructura molecular de unas proteínas que se encuentran en la membrana de nuestras células
La insulina es una hormona, una sustancia que en pequeñas cantidades controla el comportamiento de cuando menos algún órgano del cuerpo (la insulina afecta a prácticamente todas las células). Cuando viaja por la sangre, es atrapada por unas proteínas particulares. Cuando esto ocurre, la proteína en la membrana dispara una serie de procesos que acaban por activar el mecanismo que hace que la célula tome glucosa de la sangre. Si estas moléculas cambian de forma, dejarán de capturar correctamente a la insulina, y se producirán los mismos efectos que en la diabetes tipo I.
La diabetes tipo II es la más abundante, y al parecer por la que sí podemos hacer algo. La evidencia indica que el exceso de peso, la falta de ejercicio y una dieta rica en carbohidratos pueden dispararla. En muchos casos, los síntomas son tan ligeros que pasan desapercibidos, hasta que el lento daño que produce se hace evidente. A diferencia de la de tipo I, se puede tratar con pastillas.
Este tipo de diabetes parecía sólo existir en adultos, pero en las últimas dos décadas han aparecido cada vez más casos en jóvenes, y hasta en niños, como consecuencia de la comida chatarra que consumen. La diabetes tipo II parece tener un componente genético; la gente con antecedentes familiares diabéticos parece experimentar un mayor riesgo de sufrir la enfermedad (esto es, si además tiene sobrepeso y no hace ejercicio).
Por esto se llegó a pensar que sería necesario un complicado y costoso análisis genético para determinar el riesgo de sufrir la diabetes, pero un estudio reciente, realizado por varias instituciones y dirigido por James Meigs, del Hospital General de Massachusetts, reveló que es mucho más fácil determinar este riesgo con el método tradicional: midiendo el peso, la presión sanguínea y el nivel de glucosa en sangre. Hasta ahora se conocen 18 variedades genéticas que favorecen la aparición de la diabetes tipo II: cada uno de nosotros tenemos genes para producir proteínas, pero las instrucciones específicas pueden ser diferentes. Nosotros tenemos instrucciones para fabricar insulina, pero las estructuras moleculares pueden ser ligeramente diferentes, y lo mismo ocurre con otras proteínas. Estas pequeñas diferencias son fundamentales para entender por qué dos personas con sobrepeso y vida sedentaria de la misma edad, tienen historias clínicas diferentes. Una "variedad genética" involucra una diferencia en la estructura de una molécula; las 18 diferencias pueden referirse a 18 genes, o a un gene que, en distintos individuos, pueden producir hasta 18 variedades ligeramente diferentes de la misma proteína.
Todavía no sabemos cuales son todos los genes que están involucrados en la diabetes, ni que estructura tienen. Aunque no lo parezca, ésta es una buena noticia. Basta con un simple análisis de sangre y una entrevista con el médico, para determinar el riesgo de sufrir la diabetes; para su tranquilidad, le diré que la diabetes tipo II casi siempre puede ser parcial y puede ser detenida con la ayuda de medicamentos, una buena dieta, y algo de ejercicio.
Por otra parte, en el futuro cercano será posible determinar mejor el riesgo de padecer diabetes con un examen genético (que será mucho más barato y sencillo que los actuales), y eso permitirá diseñar mejor una dieta, hábitos e incluso la lista de medicamentos que permitirán evitar que aparezca la diabetes en cada individuo. Además, y con la ayuda de las técnicas de reproducción asistida, en un futuro será posible permitir que una pareja susceptible tenga hijos sanos (basta con seleccionar las células reproductivas de ambos que no tengan los genes "malos", y en un futuro aún más lejano, será posible"inyectar" genes buenos para reemplazarlos).

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